No dejes que el miedo detenga tu crecimiento
Hace unos días, mientras estaba respondiendo algunas preguntas durante una transmisión en vivo, me di cuenta de que algo que está afectando a muchas personas últimamente es el miedo, la incertidumbre acerca de qué es lo que va a pasar después, no saber cómo van a salir adelante y si serán capaces de soportar y de sobrellevar todo lo que implica esta crisis.
La preocupación es una representación del miedo y surge ante la incertidumbre de algo que sabemos que podría pasar y que no estamos seguros de poder hacer algo ante esa situación.
Entonces decidí investigar un poco más acerca del tema y hablar con más personas para evaluar su visión ante este panorama mundial que en ocasiones no se muestra muy alentador.
Lo primero que quiero decirte es que es normal sentir miedo a veces, es normal sentir que las cosas van a salir mal, que no somos capaces de resolver los problemas que se nos presentan o que no somos lo suficientemente buenos como para encontrar la salida correcta.
El miedo está presente a lo largo de nuestra vida y se presenta de diferentes maneras y por diversas causas. En ocasiones podemos superarlo rápidamente, pero en otras se enreda en nuestros pensamientos y nos cuesta mucho trabajo poder encontrar una solución a lo que nos está pasando.
Recuerdo que hace tiempo, cuando estaba en la escuela, tuve un día muy complicado, primero, mientras dormía se escuchó un ruido muy fuerte que provenía desde la calle, por lo que desperté sobresaltado. Era el primer día de clases y yo estaba muy nervioso por estar en una nueva escuela y tener que conocer nuevos compañeros y nuevos profesores. Recuerdo también que, al salir, fui con unos amigos de mi anterior escuela al cine y vimos una película de terror que estaba de moda en ese tiempo.
Estuve pensando en esos tres momentos que son definidos por diferentes tipos de miedo, el primero, fue un miedo momentáneo, debido a lo inesperado, recuerdo que cuando pasó lo sentí muy intensamente, pero se pasó muy rápido, en cuanto desperté y empecé mi día normal se desvaneció fácilmente la sensación; sin embargo, el miedo por entrar a una escuela nueva, me acompañó durante toda la mañana y en todo el camino a la escuela, se calmó hasta que mi cuerpo se dio cuenta de que en realidad no había ningún peligro para mí en ese nuevo espacio y, al contrario, que tenía oportunidades muy buenas en ese lugar.
Al recordar ese día, me di cuenta de que los miedos pueden presentarse de formas muy diferentes y que pueden durar más o menos tiempo, dependiendo de cuánto nos afecte eso que nos causó el cambio emocional, además algunos son más intensos que otros, pero incluso los menos intensos y que creemos que no nos van a afectar, pueden perdurar por mucho tiempo y volver cada vez más complicadas nuestras acciones.
Pero, también me di cuenta de que hay algo muy efectivo contra esos miedos que se quieren alojar en nuestra mente todo el día, o varios días, hay una técnica que ayuda a disipar los miedos y a controlar mejor nuestras emociones y nuestras acciones cuando se lleguen a presentar.
Lo mejor que puedes hacer para combatir el miedo y las preocupaciones es ser agradecido y mejorar la confianza que tienes en ti mismo, de esta forma tu seguridad aumentará y será mucho más fácil que encuentres las herramientas para combatir los momentos en los que puedas llegar a sentirte preocupado.
Yo siempre hago una lista de agradecimientos, a veces mental y a veces escrita. Todas las noches antes de dormir pienso en todo lo bueno que me ha pasado en el día y todo lo que tengo para agradecer, me concentro tanto en las cosas pequeñas, como haber encontrado un objeto que llevaba todo el día buscándolo, hasta cosas muy grandes como haber recibido una de esas excelentes noticias que cambian tu vida para bien.
Hay que agradecer todo: La compañía de las personas que amas, ya sea que estén cerca o lejos, pero que sabes que siempre puedes contar con ellos, los logros que hayas hecho en el día, por muy pequeños que creas que son, las buenas recomendaciones que has obtenido, las sorpresas que te ha dado el día. Agradece y reconoce todo lo bueno que te ha pasado cada día.
Después piensa en todo lo que has podido lograr tú a lo largo de tu vida, piensa en todo el camino que has realizado para llegar hasta donde te encuentras ahora, en todas las personas que te han apoyado en ese tiempo, en todo lo que has podido hacer. Concéntrate en lo bueno y date cuenta, sobre todo, que tú has logrado forjar un buen camino y que tienes todas las herramientas para salir adelante.
Tal vez haya momentos difíciles, como el que estamos viviendo actualmente, siempre hay épocas en las que sentimos que ya no podemos más, que todo es muy complicado y que no estamos a la altura de lo que se necesita, pero si continuamente piensas en lo bueno y dejas de enfocarte en lo malo, poco a poco vas a ver cómo encuentras las respuestas a todo lo que te causa preocupaciones.
Recuerda siempre que donde hay agradecimiento no hay espacio para el miedo, entonces piensa en lo que tienes que agradecer y busca la forma de hacerlo de manera cotidiana, de esta forma tu mente se mantendrá concentrada en lo bueno y podrá lidiar con los problemas de mucho mejor manera.