Cómo el atentado a Trump nos puede enseñar a comunicarnos con asertividad y sin violencia
El pasado sábado, el ex-presidente de los Estados Unidos Donald Trump se sumó a la infame lista de candidatos a la presidencia o presidentes que han recibido un disparo por motivos políticos relacionados a sus creencias y sus ideales.
Según el FBI, durante el evento de campaña en Pensilvania, Trump fue atacado por el joven Thomas Matthew Crooks, quien llevaba una playera del popular canal de YouTube DemolitionRanch, que es un canal sobre armas de fuego.
Lamentablemente parece que hubo dos muertos en la escena, y el ex-presidente de los EEUU Donald Trump salió con vida del incidente, aunque herido de la oreja derecha.
Este incidente nos obliga a hacer una revisión como sociedad sobre lo que creemos de libertad de expresión, violencia y diferencias políticas, porque en cualquier sociedad que tenga un sistema democrático a cualquier nivel, tanto libertad de expresión como seguridad son dos de los pilares más importantes.
La violencia cuando es a un político es doble: A la persona que recibió el ataque, y a la población, cuyos ideales representa.
En este caso Donald Trump, sobre todo después del debate con Biden ha aumentado su popularidad de forma exponencial, lo cuál significa que muchísimas personas están de acuerdo con sus ideales y creencias políticas. Un ataque a su persona significa en gran medida un ataque a esas ideas.
El Problema del llamado "Discurso de Odio"
Donald Trump tiene una de las voces más representativas de la derecha conservadora a nivel Estados Unidos, y a nivel mundial.
Por lógica quienes están del otro lado del espectro político han buscado formas de desacreditar su voz para quitarle poder.
Y sin importar cuál sea tu postura política, estas diferencias están cobrando dimensiones desproporcionadas a las que todos deberíamos poner atención.
El atentado del sábado no es solamente un atentado contra un político, un candidato a la presidencia, un empresario o un ex-presidente. Es un atentado contra la misma libertad de expresión, en los Estados Unidos, que se supone que es el faro de occidente de la libertad.
Todos los países de América Latina de alguna forma viven al amparo de la fuerza económica de los Estados Unidos, y esta fuerza económica sería imposible en un país en donde no exista libertad de expresión.
Si perdemos a los Estados Unidos, estaríamos perdiendo a uno de los guerreros más importantes en la guerra cultural, y eso podría generar una larga estación de más pobreza, más violencia y más inseguridad en México y el resto de los países latinoamericanos.
Por eso en parte en los últimos años hemos visto un aumento creciente en la noción de "Discurso de Odio", que en pocas palabras implica que una persona puede ejercer violencia con la palabra cuando esa palabra alguien la siente o la percibe como un ataque.
Esto es problemático por decir lo menos, porque al no haber una división clara entre lo que es libertad de expresión y lo que es discurso de odio, la distinción queda en manos de quien la quiera tomar.
Entonces un día referirse a una persona por su nombre, con sus pronombres o por su raza, clase o nacionalidad puede ser libertad de expresión, y al día siguiente puede ser discurso de odio, dependiendo a quién se le pregunte y cómo estén alineados los astros políticos en ese justo momento.
Un Ataque a los Ideales, No Solo a la Persona
Más allá de nuestras preferencias políticas y nuestras propias ideas, es importante reconocer que Trump representa los ideales de toda una población. Al menos el 60% o 70% de la población en los Estados Unidos (según las encuestas de después del último debate con Biden).
Entonces, nos gusten o no, estas ideas son importantes para muchísimas personas. Viene a la mente la frase comunmente atribuida a Voltaire: "Aunque no esté de acuerdo con tus ideas, las defenderé con mi vida".
Entonces, además del ataque a la persona, estás son las ideas que por añadidura fueron atacadas en el atenetado del sábado pasado:
- "Make America Great Again": Restaurar la grandeza y fortaleza de Estados Unidos.
- Seguridad Fronteriza y Restricción de la Inmigración Ilegal: Completar el muro fronterizo y adoptar políticas estrictas contra la inmigración ilegal.
- Fortalecimiento de la Economía: Reducir impuestos, desregular industrias y promover la creación de empleos.
- "America First" en Política Exterior: Priorizar los intereses estadounidenses en tratados y acuerdos internacionales.
- Apoyo a las Fuerzas del Orden: Fortalecer la seguridad pública y oponerse a la desfinanciación de la policía.
- Derecho a Portar Armas: Defender la Segunda Enmienda y oponerse a las restricciones sobre las armas.
- Reforma del Sistema Electoral: Implementar cambios para asegurar elecciones libres y justas.
- Independencia Energética: Apoyar la producción de petróleo, gas y carbón, y criticar las políticas de energía verde.
Más allá de definir si estamos o no de acuerdo con sus ideales políticos, es importante dar un paso para atrás y preguntarnos en dónde está Estados Unidos en este momento, culturalmente y económicamente. Y recordar que cualquier sistema democrático en cualquier medida requiere de alternancia. La alternancia es lo único que puede proteger a una nación de caer en extremos problemáticos.
La violencia política no solo es inaceptable, sino que también es contraproducente para una sociedad democrática. Las diferencias ideológicas y políticas deben ser manejadas a través del diálogo y el debate constructivo. La historia nos muestra que los líderes que han sido atacados a menudo son aquellos que buscan cambios significativos y mejoras en la sociedad. El verdadero progreso se logra cuando aprendemos a comunicarnos mejor, a escuchar y a respetar las opiniones diversas. Solucionar nuestros problemas a través del diálogo nos permite construir un futuro más justo y equitativo para todos, honrando los principios democráticos que valoramos.
¿Qué puedo hacer al respecto?
El primer paso es arreglar mi casa antes de tratar de arreglar las de las otras personas. Existen modelos metodológicos que a nivel personal y organizacional pueden ayudarte a no caer en formas violentas de relacionamiento personal. Uno de ellos es el Modelo de Comunicación no Violenta, que en 4 pasos nos permite hacer una auto-observación crítica para comunicarnos con los demás de una forma más eficiente y empática.
Si te interesa saber más al respecto puedes descargar el playbook aquí.
A modo de conclusión, esto no se trata de por quién voy a votar o por quién votaría. El sábado pasado debería ser para todos nosotros un llamado a la atención para no permitir que nuestra comunicación sea violenta. En vez de eso todos nosotros tenemos la responsabilidad de convertirnos en líderes asertivos que aprendan a des-escalar las cosas en vez de escalarlas, y que aprendamos a resolver nuestras diferencias a través del diálogo antes de llegar a la violencia.